ARTÍCULO TRADUCIDO DE: www.Xarxanet.org/opinio , publicado el 17 de noviembre.
Escrito por Maria Valencia, Presidenta de DIDANIA, maestra de Educación Especial y Directora de la
Escuela Amat Verdú.
La vida cotidiana que circula en el espacio donde los niños pasan el mayor número de horas diarias (despiertos y activos), es decir, la escuela, se convierte en algo extraordinario y, muy probablemente, nos sirve como pequeña muestra de nuestra sociedad. A modo de ejemplo, una escuela del área metropolitana de Barcelona con una población tan diversa como interesante: 400 alumnos con familias algunas trabajadoras; algunas sin trabajo; algunas nacidas aquí; algunas acabadas de aterrizar de otros países; algunos alumnos que ahora reciben el nombre de NESE; algunos otros alumnos con otras etiquetas sociales, culturales, … DIVERSIDAD en su más auténtica expresión.
La verdad es que será la diversidad la que nos dé, inevitablemente, una nueva mirada hacia los Derechos del Niño respecto a lo que viven dentro y fuera de la escuela en su día a día. Esta mirada nos lleva a afirmar que no existe mejor plan de convivencia que la propia vida que fluye entre todos los agentes de lo que denominamos Comunidad Educativa que comparten el día a día con todo lo bueno y menos bueno.
Las siguientes «pinceladas de realidad» nos pueden ayudar a visualizar un trocito de la vida de niños de nuestro país sin tener que marchar demasiado lejos para analizar el cumplimiento de sus derechos, así como para reflexionar respecto a nuestra responsabilidad como adultos.
- El 15 de octubre, poco más de un mes después de comenzar el curso, es la fecha que se suele poner la Dirección de la escuela para garantizar que todos sus alumnos puedan disponer de comida, libros y material escolar. Para conseguirlo, se moviliza la red y, especialmente, se activa la buena voluntad de la comunidad. Los recursos públicos de la Administración, la colaboración de las personas que gestionan el servicio del comedor, el buen criterio de las trabajadoras de Servicios Sociales que analizan caso por caso (hasta 100) con la Dirección de la escuela con implicación y responsabilidad, se convierten en elementos indispensables para conseguir el objetivo.
- Por otra parte, no olvidemos lo complicado que es garantizar el acceso de los niños en contextos más vulnerables a actividades de ocio, extraescolares e incluso a las excursiones de la escuela. Cabe señalar aquí la buena predisposición del mundo del ocio a abrir sus puertas a todo el mundo. La escuela acaba de ceder sus espacios cada sábado a un grupo de tiempo libre de la ciudad que devuelve el favor acogiendo niños y niñas del centro escolar.
- Este curso se ha iniciado con cuatro nuevos desahucios en la escuela. Qué difícil debe ser para un niño entender que debe irse de casa y dejar atrás su espacio, su corta vida cargada de sus pocos y muchos recuerdos. Las familias con hijos terminan en pisos y apartamentos sociales de forma temporal.
- En la escuela, además, hay muchas familias que comparten espacio en lo que se denominan «pisos patera». Qué complejo es que cualquier alumno pueda llegar a clase al día siguiente habiendo estudiado o habiendo hecho los deberes encima de la cama donde duermen todos y en la misma habitación de 15 metros donde también cocinan e intentan vivir …
- Una madre de las desahuciadas vive sola con tres hijos (la más pequeña tiene 3 años) y transporta su vida en bolsas de plástico que mueve desde un pequeño espacio que le han dejado y un apartamento social que comparte. Un día no hace mucho se olvidó una de estas bolsas en la escuela y al volver a recogerla se encontró a la señora que se encarga de la limpieza a la que le explicó desesperada la difícil tarea con sus hijos para explicarles a ellos la situación que están viviendo. Se desahogó y la señora de la limpieza simplemente la escuchó, la consoló y la ayudó a marchar más animada. Ahora de vez en cuando pasa por la escuela y colabora vendiendo meriendas con las familias del AMPA.
- Una madre sola con dos hijas que hace pocos años que están aquí y que también acaban de perder la casa lucha por encontrar trabajo e ir haciendo poco a poco con mucho esfuerzo. Una niña de la clase de una de las hijas, un buen día le pregunta a su madre por qué su amiga no puede ir nunca de excursión. Dentro de unos días hay una salida muy especial y la madre de esta pequeña decide pasar por la escuela a pagar de forma anónima por aquellas dos niñas.
- Una nueva familia en esta historia que se encuentra en situación de embargo pero que aún no ha sido desahuciada. El padre se encuentra en una situación anímica grave y la madre es una luchadora con ganas de trabajar; juntos han educado a tres hijos extraordinarios con unos valores familiares bien sólidos a pesar de todas las dificultades que tienen. Cada día pasan por el despacho de Dirección donde encuentran una bolsa con comida que les resolverá la cena. El padre colabora en tareas de mantenimiento en la escuela y aporta lo que sabe hacer (que es casi de todo), lo que le hace sentir mucho mejor, además de ayudar muchísimo en el centro escolar.
- Una señora mayor que ayuda a aprender castellano y un poco de catalán a las madres marroquíes y, si conviene, participa de su alfabetización; unas madres que se hacen cargo de los hijos de otras madres; un señor taxista que colabora para transportar lo que sea; …
Una COMUNIDAD, una verdadera RED que ayuda, que acompaña, que ama a los demás y les hace la vida más fácil, donde cada uno aporta lo que es y lo que puede para sumar y construir, generando un efecto multiplicador a modo de «cadena de favores» en la que realmente cambia el mundo aunque sea a pequeña escala.
Ciertamente, la Administración ofrece recursos para resolver situaciones sociales críticas, de pobreza, de vivienda o educativas, velando al mismo tiempo por la prevención y la protección de los niños y sus derechos, pero la propia Administración, así como la sociedad civil, reconocen las carencias del sistema para poder garantizar un desempeño real de lo que proclama la Convención en defensa de los niños y niñas. Por este motivo, podemos afirmar que es gracias a las organizaciones del Tercer Sector, el voluntariado, la buena voluntad y gran implicación de las personas corrientes que se consigue que el mundo sea un poco mejor y más cálido. Las personas corrientes se convierten pequeños grandes superhéroes y superheroínas que velan y acompañan a niños extraordinarios para hacer realidad sus derechos.
Hemos hablado de vivienda, hemos hablado de alimentación, hemos hablado de educación, hemos hablado de ocio … Estos son sólo algunos de los derechos fundamentales de nuestros niños por los que necesitamos seguir trabajando y luchando, pues nos queda todavía mucho trabajo por hacer con el fin de garantizar estos y todos los derechos de una forma íntegra y real.